Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.

Rutinas: Estrategia corazón para la vuelta al cole

Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa

BOTICARIO

Dario Strava

9/12/20244 min leer

El corazón en la mano: un truco para que tu peque sienta que estás con él.

No sé vosotros, pero cuando llega septiembre y toca eso de "volver al cole", ¡ufff! Las mañanas cambian de marcha, ¿eh? Las mochilas listas, los almuerzos preparados, y los niños… esos ojitos medio dormidos, nerviosos. Mi hija siempre ha sido de las que se agarra fuerte a mi pierna cuando toca despedirnos.

¿Sabes esa sensación? Esa mezcla de orgullo por verla crecer, pero también ese pellizco en el estómago porque sabes que se siente insegura, porque la rutina escolar, sobre todo después de las vacaciones, no es fácil para ellos.

Pero, hace unos meses, a mí se me encendió una chispa. Es más una de esas ocurrencias que te nacen del corazón cuando ves que algo no está funcionando y necesitas cambiar el chip.

El beso en la mano: Un día, antes de salir corriendo a dejarla en la puerta del cole, le di un beso en la palma de la mano. Sí, así como lo lees, un beso rápido y espontáneo. "Toma, para que te lo guardes". Y ¡bam! Sus ojos se iluminaron como si le hubiera dado un superpoder. Me quedé pensando, ¿y si esto pudiera ayudarle a sentirse más segura en esos momentos en los que la distancia entre casa y el cole parece infinita para ellos?

La cosa no se quedó ahí, claro. Un par de días después, le pregunté: "Lucía, ¿de qué color te pinto el corazón hoy?". Y ella, sin pestañear, me contestó: "Verde, papá. Y uno rosa de mamá". Fue como una pequeña ceremonia, una manera de involucrarla en el proceso. Porque, mira, a veces ellos necesitan algo más que palabras. Necesitan algo físico, algo que puedan tocar cuando nosotros no estamos ahí.

La magia del corazón pintado: Desde ese día, cada mañana es una fiesta de corazones. Y ya no es solo para Lucía. De repente, escucho a otros padres en el cole diciendo: "¡Oye, qué buena idea lo del corazón pintado!" Y claro, me río por dentro, porque, al final lo importante no es que pintes bien o mal el dichoso corazón (que te digo yo, mis dibujos son de pena). Lo importante es que los peques sientan que les damos un pedacito de nosotros para que se lo lleven con ellos. No importa el color que elijan: rojo, azul, morado o hasta naranja fosforito. Lo relevante es que, cuando se sientan asustados solo tienen que abrir la mano y ver ese pequeño símbolo. Es como si les recordara: "Eh, mamá y papá están contigo". Y aunque no estemos físicamente, ¡ahí estamos!

Involucrarles en el proceso: Ah, y ojo con esto. No es solo el corazón en sí, es también cómo les hacemos partícipes de la elección. Preguntarles qué color quieren, dejarles tomar esa pequeña decisión en un mundo donde los adultos mandamos todo el rato, les da un chute de confianza que no te imaginas. Es como decirles: "Tú también tienes voz aquí y yo te escucho". Además, les da un poder sutil sobre su propio día, como si ese corazón fuera su amuleto personal.

Lucía ahora sale corriendo al cole como si fuera una guerrera con su armadura, un corazón verde y rosa en cada mano. Es increíble cómo algo tan sencillo puede marcar una diferencia tan grande en su actitud.

Reflexionando sobre lo que realmente importa: Al final, todo esto me ha hecho pensar en cómo esos pequeños gestos que a veces creemos insignificantes, tienen un impacto brutal en ellos. Porque vamos a ver, el cole puede ser un lugar enorme y aterrador cuando tienes 5, 6, o incluso 10 años. Pero si saben que llevan un pedacito de casa con ellos, la cosa cambia, ¿no crees?

En conclusión, si tienes peques en casa y las despedidas mañaneras se vuelven un drama, prueba esto. Te aseguro que esos corazones pintados les ayudarán más de lo que imaginas. Y bueno, no solo a ellos, ¡a ti también! Porque saber que llevas un poquito de amor en sus manos… eso no tiene precio.

Así que, ¡prueba mañana con el corazón en la mano! Te sorprenderá lo fácil que es.

¡Gracias por leer! Y recuerda, a veces, los gestos más simples son los que dejan la huella más profunda.

Consejos Resumen

Elige siempre juntos el color del corazón: Involucra a tu peque en la decisión del color cada mañana. Preguntarles algo tan simple como "¿De qué color quieres el corazón hoy?" les da una pequeña dosis de control sobre su día y les hace sentir más seguros. Es como si ellos eligieran el "amuleto" con el que van a enfrentarse al mundo. Además, puedes usar colores que tengan un significado especial para ambos, ¡así el vínculo es aún más fuerte!

Añade un beso o un símbolo especial: No te limites al corazón. Si ves que tu hijo o hija necesita un plus de apoyo, añade un beso, una estrellita o incluso una inicial en la mano. Este pequeño gesto puede variar según cómo se sientan ese día, y hacerlo más personalizado refuerza la conexión. ¿Se sienten valientes? ¡Una estrella! ¿Se sienten tristes? Un beso puede ser su "combustible" para superar la jornada.

Refuérzalo al final del día: Cuando recojas a tu peque después del cole, pregúntale si el corazón le ayudó. Esta pequeña conversación al final del día no solo refuerza la utilidad del gesto, sino que te dará pistas para saber cómo adaptar el ritual a sus necesidades. Quizás te cuenten que en un momento difícil miraron su mano y se sintieron mejor, o incluso podrían pedir algo nuevo para la próxima vez. ¡La clave está en hacerles sentir que el corazón siempre funciona!

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