

Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.
Respeta su espacio: Lucía no me deja darle beso buenos días
Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa
BOTICARIO
Dario Strava
8/26/20244 min leer
El momento en el sofá: una reflexión sobre respetar los tiempos
El otro día, estaba en casa después de una de esas noches en las que apenas duermes, y bueno, ya sabéis cómo es eso, ¿no? Café en mano, ojillos aún medio cerrados y ahí estaba Lucía, mi pequeña terremoto, en el sofá. Me acerqué con esa mezcla de ternura y ganas de una migajita de afecto, como todos los padres hacemos, y le solté: "Lucía, te puedo dar un beso de buenos días". Y su respuesta, sin rodeos ni vaselina: "Yo no quiero que tú estés aquí, quiero que esté mamá". ¡Toma ya! A ver cómo encajas eso a las ocho de la mañana.
Intenté otra vez, porque soy de los que no se rinden fácilmente: "¿Estás enfadada por algo?" Y me suelta un "No lo sé" con un tono que... vamos, que si los ojos pudieran lanzar rayos láser, ahora mismo estaría en el hospital. La madre de Lucía, que justo apareció en ese momento, me dijo con esa calma que solo una madre sabe tener: "Déjala, hay que respetarla".
La tentación de un abrazo no correspondido: Y ahí es donde la cosa se pone interesante. Porque, vamos a ser sinceros, ¿quién no ha sentido esa tentación de dar un abrazo, un beso, aunque te hayan dejado claro que no les apetece nada de nada? Lo hacemos por amor, claro, pero… ¿es eso realmente lo mejor? A veces, ese impulso de llenarles de cariño cuando lo último que quieren es que estés cerca es, sin querer, una forma de no respetar su espacio. Y mira que es difícil, ¿eh? Sobre todo cuando sientes que un "te quiero papi" espontáneo sería la mejor medicina para cualquier mal día.
Aprendiendo a respetar el espacio de los peques: Os cuento, porque a mí también me ha costado, que he aprendido a darle su espacio a Lucía. Y no creáis que fue fácil, pero con el tiempo me he dado cuenta de que es lo que necesita. No sé si os ha pasado, pero a veces, después de darle su tiempo, cuando menos lo esperas, te llega un "cógeme" o un abrazo que te desarma. Esos momentos, ¡uff!, esos momentos son los que realmente valen oro. Y te das cuenta de que respetar su espacio y sus tiempos es la clave para que ellos también respeten los tuyos y te busquen cuando realmente te necesitan.
Forzar el cariño puede alejarlos más: Aquí viene la parte más dura de todo esto. Porque, si os soy sincero, me di cuenta de que cuando fuerzas un gesto de cariño, como un beso o un abrazo, con la mejor de las intenciones, claro, puedes estar logrando justo lo contrario de lo que esperas. Lucía, y estoy seguro de que no es la única, se ha ido cerrando más cuando ha sentido que no respetaba sus tiempos. Y es que, en vez de acercarlos a ti, puede que los alejes más y más. Es como intentar atrapar un pájaro con las manos, cuanto más rápido y fuerte intentas, más lejos vuela. Así que a veces, lo mejor es soltar y esperar.
Reflexión final: En general, lo que he aprendido con Lucía es que a veces lo mejor es dejar que las cosas fluyan. No forzar el cariño, no empujar por un abrazo cuando sabes que no lo quieren dar. Respetarles, darles su tiempo y cuando menos lo esperas, ahí están, pidiéndote ese abrazo que hace un rato les parecía insoportable. Como dice un buen amigo mío, "lo que es tuyo, vuelve". Y así es, con los peques más que con nadie.
Así que, si alguna vez os encontráis en una situación parecida, recordad que no se trata de ti, sino de ellos. Porque al final del día, la satisfacción de escuchar un "te quiero papi" o "mami" cuando menos lo esperas es algo que simplemente no tiene precio. Y no olvidéis: ¡nunca subestiméis el poder del espacio!
Gracias por leerme, y recordad que la crianza es un viaje lleno de altibajos, pero también de esos momentos que nos dejan el corazón rebosando de amor.
¡Hasta la próxima!
Consejos Resumen
Pregunta y respeta su respuesta: antes de lanzarte a darles un abrazo o un beso, pregúntales si les apetece. Si te dicen que no, respeta su decisión sin presionar. Esto les enseña que sus sentimientos y decisiones son importantes y que tienen control sobre su propio cuerpo. Además, verás cómo, al sentirse respetados, serán ellos quienes te busquen para compartir esos momentos de cariño cuando realmente lo sientan.
Crea momentos de conexión sin obligaciones: dedica tiempo a actividades que disfruten juntos, como leer un cuento, jugar a su juego favorito o simplemente conversar sobre su día. Estos momentos de conexión fortalecen el vínculo emocional y crean un ambiente propicio para que el afecto surja de manera natural y espontánea, sin necesidad de forzar nada. ¡verás cómo esos abrazos y besos aparecen cuando menos te lo esperas!
Sé un modelo de respeto y empatía: los niños aprenden mucho más de lo que ven que de lo que les decimos. Si muestras respeto por el espacio y las emociones de los demás, ellos harán lo mismo. Expresa tus propios sentimientos de manera abierta y honesta, y demuestra empatía hacia sus emociones, incluso cuando no las entiendas del todo. Esto les ayudará a sentirse seguros y comprendidos, fomentando una relación basada en la confianza y el respeto mutuo.
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