

Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.
Resolver conflictos: Lucía le dice malo al hermano
Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa
BOTICARIO
Dario Strava
8/20/20243 min leer
La batalla de los globos y el vaso de agua
Hace un par de semanas, estábamos todos preparando la fiesta de cumpleaños de mi madre. ¡Qué jaleo, amigo! Entre globos, serpentinas y chucherías por todas partes, aquello parecía una escena sacada de una película. Los críos correteaban por aquí y por allá, mientras los adultos intentábamos mantener el orden (spoiler: fracasamos estrepitosamente).
Todo iba bien hasta que Leo, el más pequeño, decidió beber agua. Hasta aquí todo normal, ¿no? Pues resulta que en un despiste, al niño se le cae el vaso y ¡zas! Manchó a Lucía, su hermana mayor. Y claro, se armó la marimorena. Lucía, enfadada como una mona, empezó a gritar "¡Leo es malo, Leo es malo!" repetidamente, como si eso fuera la solución a todos sus problemas.
Ahora, ¿quién crees que estaba cerca y escuchó todo? Exacto, la abuela. Y como buena abuela, intentó mediar en la situación con su típica sabiduría de andar por casa: "Lucía, eso no se dice". Pero Lucía, con la terquedad de una niña de 5 años, siguió con su cantinela. "¡Sí, eso sí se dice, Leo es malo!". Y la abuela, con la paciencia que solo los años te dan, intentó de nuevo: "No digas eso, cariño". Pero la peque, terca como una mula, no daba su brazo a torcer: "Sí, Leo malo".
Al final, la abuela, resignada, soltó un "Bueno, lo que tú digas", porque entendió algo clave que muchas veces se nos olvida: los niños no siempre miden sus palabras como lo haría un adulto. No es que Lucía de verdad creyera que su hermano era malo, pero en ese momento de enfado, su cabecita solo podía procesar el malestar que sentía y, ¡zasca!, lo soltó de la manera más directa posible.
Una lección en medio del caos: Y aquí es donde me pongo a reflexionar. A ver, ¿cuántas veces no hemos estado en una situación parecida? Donde alguien, en un arrebato, dice algo que no necesariamente piensa, pero lo dice porque es lo primero que le sale del corazón. Y claro, los adultos muchas veces nos quedamos como la abuela, tratando de corregir, de enseñar, pero olvidamos que en ese momento, lo que esos niños realmente necesitan no es un sermón, sino una oportunidad para que se les pase el enfado.
La clave está en entender que no hay que tomarse estas cosas tan a pecho. ¿Que Lucía dice que Leo es malo? Vale, lo dice ahora porque está enojada, pero en cinco minutos, cuando estén compartiendo chuches, se le habrá olvidado. Es como cuando tú te cabreas con tu amigo porque no te respondió un mensaje y piensas que ya no te quiere, pero luego quedáis para unas cervezas y todo vuelve a la normalidad. Es lo mismo, pero con más inocencia y menos cerveza.
En general, elige tus batallas: Finalmente, lo que quiero que te lleves de esta pequeña anécdota es que a veces, en la vida (y sobre todo en la crianza), es mejor dejar ir ciertas cosas. No siempre vale la pena corregir cada palabra, cada gesto. Los niños, al igual que nosotros, están aprendiendo a manejar sus emociones, y necesitan un espacio para hacerlo.
Así que, la próxima vez que escuches a un peque soltar algo desagradable en un momento de enfado, respira hondo y recuerda: no lo dice en serio, solo está intentando entender lo que siente.
Gracias por leer hasta aquí, espero que esta historia te haya hecho pensar un poco sobre cómo manejamos las emociones, tanto las nuestras como las de los más pequeños.
¡Nos vemos en la próxima, y recuerda, la vida es demasiado corta para tomársela tan en serio!
Consejos resumen
Escucha antes de corregir: Cuando un niño dice algo hiriente, recuerda que es su forma de expresar emociones. Escúchalo y valida sus sentimientos antes de corregir su comportamiento.
Modela la paciencia: Demuestra cómo manejar el enfado con calma. Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que se les dice.
Elige tus batallas: No pelees cada palabra o gesto. Enfócate en lo que realmente importa y deja pasar lo que es temporal. Esto reduce el estrés para ambos y fortalece la relación.
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