

Cómo educar a los hijos. Crianza positiva y consciente.
Prevenir rabietas
Prevenir rabietas: Le estoy arreglandlo y quiere jugar
Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa
BOTICARIO
Dario Strava
9/24/20243 min leer
Cómo un castillo de arena me salvó del drama de la mañana
¿Sabes esas mañanas en las que todo va de prisa? Hoy quiero contarte una historia que seguro te sonará familiar si tienes peques en casa. Estaba yo en plena batalla matutina intentando vestir a los críos para salir. Ya sabes, peinando al mayor, lavándole los dientes, cortándole las uñas… el caos habitual. En eso, su hermana, con la emoción típica de sus 4 años, me grita desde la otra habitación: “¡Papá, ven que te enseño una cosa!”. Con una mezcla de curiosidad y agotamiento, le dije que esperara, pero ya sabes cómo son los niños.
El castillo mágico y la uña rebelde: Resulta que había construido un castillo de arena mágica (sí, esa arena que nunca se seca y siempre encuentras en los lugares más insospechados). Y claro, el hermano, al oír la palabra “castillo”, dejó de prestar atención a mi cortaúñas y me pidió ir a verlo, ¡aunque me faltaban solo dos uñas por cortar! Le pedí que esperase un minuto, pero ya lo tenía claro: tenía que ver ese castillo ya.
Así que, por evitar un drama monumental, le dejé ir a ver la obra maestra de su hermana. Pero adivina qué. Para cuando llegó, la pequeña ya había destruido el castillo. Era inevitable, tenía que empezar de cero y claro, ¡ahora quería construir uno él!
¿Invertir o perder el tiempo? Mira, yo sé que cuando vamos con prisa, lo último que queremos es que los niños se pongan a jugar justo antes de salir. Pero en ese momento pensé: ¿qué pierdo si le dejo construir un castillo rápido? ¿Cinco minutos? Mejor eso que una rabieta épica que me haga perder el doble de tiempo, ¿no?
Así que, en lugar de imponerle el “vamos ya” con la amenaza de una pataleta, me agaché, le di cinco minutos para jugar con la arena mágica, mientras yo terminaba de cortar esas dichosas uñas. Y la verdad, funcionó de maravilla. Terminamos mucho más rápido de lo que hubiera imaginado si lo hubiese obligado a vestirse sin su momento de diversión.
A veces, los niños solo necesitan eso: La reflexión de todo esto es que, a veces, es mejor invertir un poquito de tiempo en satisfacer la necesidad de tus hijos de jugar o explorar algo. No es un capricho, es su manera de aprender, de expresarse y de sentirse parte del mundo. Si te pones firme y les quitas esos minutos, es cuando se vienen las rabietas, el drama y todo lo que ya conocemos.
¿Qué sacamos de todo esto? Al final, dejar que los niños jueguen un ratito, incluso cuando estamos apurados, no es perder tiempo. De hecho, evita muchos conflictos y puede hacer que todo fluya mejor. Además, ellos aprenden a gestionar mejor sus emociones. Y nosotros, ¡bueno! Nosotros evitamos ese estrés que nos revienta la cabeza.
En conclusión, a veces soltar un poco el control y permitir que las cosas sigan su curso puede ser la clave para sobrevivir a las mañanas con niños. Y de paso, ¡te ahorras unas cuantas canas!
Gracias por leer hasta el final. Recuerda, la paciencia es como esa arena mágica: parece que se deshace, pero en realidad está ahí para formar castillos más grandes.
Consejos Resumen
Dedica unos minutos a su “mini-capricho”: Si te piden ver o hacer algo que no toma más de 5 minutos, en lugar de negárselo, permíteles hacerlo. Te evitarás una rabieta y al terminar estarán más dispuestos a cooperar. Es como una pequeña negociación emocional que te ahorra tiempo a largo plazo.
Usa el juego como herramienta: Cuando están inquietos, convierte las tareas en algo divertido. “¡Vamos a cortar las uñas rápido para que puedas ver el castillo antes de que desaparezca!”, o “Si te vistes ahora, podrás ser el rey del castillo”. Hacerlo lúdico reduce la resistencia y les motiva a colaborar.
Planifica pequeñas pausas: Sabemos que las mañanas son caóticas, pero si prevés que van a querer jugar o hacer algo en el último momento, incluye esos 5-10 minutos en tu rutina. Así, no te sentirás frustrado por los retrasos, y ellos tendrán su momento de juego sin que te agobies. ¡Menos drama, más paz!
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