Crianza positiva y crianza consciente. Cómo educar a los hijos.

No se puede comprar dos cosas de cada

Acompañamiento y Boticario de Crianza Positiva

CORREO DIARIO

Dario Strava

9/17/20244 min leer

Hoy quiero contarte una de esas historias que si no me la cuentan no la creo. Es que a veces la vida con niños es como un circo con toques de comedia y drama, todo al mismo tiempo. Seguro que te ha pasado, ¿verdad? Pues imagina esto…

Salimos con Leo y Lucía, mis dos pequeños terremotos, a comprar las cosas para el cumpleaños de su madre. Todo iba bien, o bueno, tan bien como puede ir cuando estás intentando coordinar a dos criaturas que tienen más energía que un parque de atracciones. Primero la misión era simple: “Vamos a comprar la decoración del cumpleaños”. Pero claro, nada es tan sencillo cuando tienes a dos mentes creativas y bastante decididas, dándote mil y una opiniones sobre qué es mejor.

Ya desde que salimos de casa, sentía que iba a ser una de esas tardes en las que te ríes para no llorar. Entre el “no quiero esos zapatos” y el “yo quiero llevar el carrito”, logré que saliéramos, que ya era un milagro. Pero cuando llegamos a la tienda... ¡ay, la tienda! Eso fue como entrar a un escenario donde todo podía pasar y pasó.

Cada uno con su carrito, Leo y Lucía se enfrascaron en una de esas discusiones que solo los niños pueden tener. Que si este globo es mejor, que si esta cinta es más bonita. Y yo, de fondo, viendo la película en vivo pensando: “¿Cómo lo hago para que no terminen tirándose los globos a la cabeza?”. Pero de alguna manera lograron ponerse de acuerdo en la decoración de “Feliz Cumpleaños”. Y ahí pensé: “Mira, no vamos tan mal, parece que esto se puede salvar”.

Pero como siempre pasa, cuando crees que ya tienes todo controlado, la vida te da un recordatorio de que no es tan fácil. Llegamos al pasillo de los números para la tarta y Leo, con su lógica que a veces me deja sin palabras, decidió que él necesitaba dos números, no uno, sino dos. Y allí me tienes, con un niño que argumentaba como si estuviera en un juicio, mientras Lucía lo miraba con esa cara de “¿Pero qué dices?”. Claro, después de un pequeño drama, logré que solo lleváramos un número por niño, pero no sin antes darme cuenta de lo compleja que puede ser la mente de un niño.

El clímax de la tarde llegó cuando Lucía, en su infinita voluntad de ayudar (o de crear más caos, no estoy seguro), decidió que todas las cosas que eligió debían ir al carrito de Leo, bueno en realidad se había equivocado. Te puedes imaginar la cara de Leo. No tardó ni dos segundos en hacer un escándalo porque “Lucía está poniendo todo en mi carrito”. Paramos, organizamos, negociamos... y seguimos adelante. Y sí, al final Leo aceptó compartir el espacio con su hermana, pero no sin su puchero característico que la verdad es imposible no amar.

Pero el momento que me dejó KO fue cuando ya en la fila de la caja Leo tomó dos cintas adhesivas, una para él y otra para su hermana y se la dio con una naturalidad que me dejó con la boca abierta. En ese instante entendí que a pesar de todo, estos pequeños dramas diarios son solo parte de un proceso más grande, uno donde nuestros hijos nos sorprenden con gestos de generosidad y madurez que nunca vimos venir.

Y te digo una cosa, estas pequeñas lecciones de vida no siempre vienen con manual. A veces estamos tan perdidos como ellos, intentando hacer lo mejor que podemos. Y es ahí donde entra algo que no sabes cuánto puede ayudarte.

Imagínate tener a alguien con quien hablar cada semana, contarle lo que te ha pasado con tus hijos y recibir una estrategia clara para enfrentarlo. Una luz en ese caos diario que te guía para no tropezar con cada piedra que encuentras en el camino.

Eso es lo que te ofrece mi servicio de Acompañamiento y Boticario de Crianza Positiva. No es solo un consejo, es tener a alguien que entiende lo que estás viviendo y te da las herramientas para que la próxima vez que tus hijos se enfrasquen en un debate sobre globos y cintas, sepas exactamente cómo manejarlo. ¿Te suena bien? Pues estás a solo un clic de distancia.

Recuerda, a veces los momentos más caóticos esconden las lecciones más valiosas, no lo olvides y sobre todo suscríbete para ayudarte.

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