Crianza positiva y crianza consciente. Cómo educar a los hijos.

Niña en el parque provoca a Lucía

Acompañamiento y Boticario de Crianza Positiva

CORREO DIARIO

Dario Strava

9/10/20243 min leer

Cuidado, a veces el parque se convierte en una especie de selva urbana, ¿quién se lo iba a imaginar?

Mira, te cuento. Era una de esas tardes donde el sol brillaba tanto que hasta te olvidas de los problemas y ahí estábamos, Lucía y yo, disfrutando del parque como cualquier otra familia. Todo iba bien, hasta que ella decidió que quería montarse en el columpio.

Yo, como cualquier padre orgulloso, me imaginaba que ese iba a ser el momento cumbre de su día. Pero, ¡sorpresa! Apareció una niña que había escuchado a Lucía decir que quería montarse y salió como un rayo para arrebatarle el sitio a Lucía sin pensárselo dos veces. ¡En un parpadeo, el columpio ya no era nuestro!

Mi hija se quedó con una cara que no olvidaré en la vida. Sus ojos brillaban de una forma que no puedo describir del todo, pero supe en ese instante que algo dentro de ella se había roto. Y no es por exagerar, pero sentí que también algo se rompió en mí.

¿Cómo explicarle a mi pequeña que el mundo a veces es cruel, incluso en un lugar tan inocente como un parque?

Pero espera, que lo mejor, o peor, está por venir. Ahí estaba yo, esperando que la madre de la velocirraptor, porque esa niña no tenía otra descripción, hiciera algo. No sé, ¿tal vez enseñarle un poco de empatía? Pero no. La madre se acercó, empujó a su hija en el columpio como si todo fuera perfecto, con una sonrisa que me hizo hervir la sangre.

Y Lucía, mi pobre Lucía, se quedó mirando con una mezcla de confusión y tristeza que jamás debería aparecer en los ojos de un niño.

Y entonces, cuando el columpio de al lado quedó libre, pensé: "Bueno, aquí está nuestra segunda oportunidad." Pero de nuevo, ¡zas! La niña, ahora con más confianza que un político en campaña, se giró y le soltó a Lucía: "El columpio es para niñas pequeñas." Sí, como lo oyes. Y ahí ya no pude más.

Me acerqué a la madre y le dije de todo, con la mejor educación posible, claro. Pero lo que me soltó a cambio… “Es la ley de la jungla”, dijo. ¿Te lo puedes creer? ¡En pleno parque, con nuestros hijos delante!

Ya te puedes imaginar la escena. Otros padres intervinieron, pero la verdad es que el daño ya estaba hecho. El parque, que antes era nuestro lugar de paz, se convirtió en una zona de batalla.

Y es que no es solo el hecho de perder un columpio, es lo que eso representa.

¿Qué estamos enseñando a nuestros hijos cuando dejamos que estas cosas pasen?

¿Que está bien pisotear a los demás para conseguir lo que quieren?

Sé que situaciones como estas no son la norma, pero tampoco son raras. Y seamos honestos, todos hemos estado ahí, preguntándonos cómo manejar estas pequeñas pero inmensas batallas diarias con nuestros hijos.

Queremos enseñarles a ser fuertes, pero también amables, seguros, pero no arrogantes. Es un equilibrio difícil y lo sé de primera mano.

Si no quieres crear niños a los que les pisotean, que pierden los nervios fácilmente y que se vuelven débiles, en la Píldora de mañana te cuento la clave para evitarlo.

Responderé a las preguntas:

¿Qué enseñanza clave le transmití a Lucía durante la situación en el parque?

¿Cómo destruye las capacidades sociales de su hija lo que hizo la madre de la niña que se adelantó a Lucía en el columpio?

¿Cuál es la mejor manera de enseñar a los hijos a no caer en provocaciones?

¿Vas a dejar que tu hijo se vuelva débil?

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