¿Te ha pasado alguna vez que tu hijo te sorprenda con un comportamiento que te deja sin palabras? Bueno, déjame contarte una de las mías.

Mi hija María siempre ha sido una niña curiosa y llena de energía pero tenía una forma bastante peculiar de lidiar con sus frustraciones, ¡morder!

Todo empezó cuando tenía dos años. Un día estaba en el salón construyendo una torre de bloques con la concentración de un científico loco.

Todo iba bien hasta que la torre se vino abajo. Y ahí estaba yo, desprevenido, cuando de repente María me clava un mordisco en el brazo. No fue un ataque de tiburón ni nada, pero vaya sorpresa me llevé.

En ese momento pensé: "Bah, será una fase, ya se le pasará". Spoiler: no se le pasó tan rápido.

La cosa es que, cada vez que algo no salía como ella esperaba, los bocados volvían a aparecer. En el parque, con otros niños, en casa... parecía que su manera de decir "esto me cabrea" era con sus dientes.

Intenté todo lo que se te pueda ocurrir para explicarle que morder no es la mejor forma de expresar enojo, pero ella no lo entendía del todo.

¿Y cómo explicarle a una pequeñaja que hay mejores formas de sacar lo que llevas dentro?

Lo que aprendí con todo esto es que, a veces, los niños expresan sus emociones de formas que ni te imaginas.

Y aunque ahora los mordiscos de María son un recuerdo gracioso (y algo doloroso), fue una lección de paciencia y comunicación.

Porque, seamos honestos, lidiar con los peques es como navegar en un mar lleno de emociones que van desde la alegría desbordante hasta la frustración explosiva.

Y aquí viene lo bueno, si alguna vez te has sentido como yo, atrapado sin saber qué hacer con las sorpresas emocionales de tus hijos, tengo una solución que puede ser justo lo que necesitas.

No, no es un manual mágico, pero es casi igual de bueno. Se trata del Acompañamiento y Boticario de Crianza Positiva.

Es un servicio de consulta semanal donde puedes contarme tus historias, tus dilemas, y recibir estrategias concretas para manejar esas situaciones.

Es como tener una linterna en la oscuridad, para que no te tropieces con cada piedra en el camino de la crianza.

Así que, si te gustaría dejar de preguntarte "¿cómo demonios manejo esto?" y empezar a disfrutar más del tiempo con tus hijos.

¡Todos merecemos un poco de claridad en este hermoso caos que es la paternidad!

Únete a esta aventura de ser un mejor padre/madre sin perder la cabeza.

Nos vemos dentro.

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