

Crianza positiva y crianza consciente. Cómo educar a los hijos.
Lucía se tira eruptos
Acompañamiento y Boticario de Crianza Positiva
CORREO DIARIO
Dario Strava
9/5/20243 min leer
Te cuento una que me pasó hoy. De esas cosas que, cuando eres padre, te hacen reír y al mismo tiempo, pensar que nuestros hijos son unos genios en potencia... aunque a veces nos vuelvan un poco locos.
Estaba yo, después de desayunar, con la tablet en la mesa, en plan tranquilo, cuando mi hija me mira con esa carita de traviesa que tiene, y me dice: "Papá, me acabo de tirar un ‘burro’, pero cerré la boca para que no se escuche".
Te juro que casi me atraganto de la risa. Pero la cosa no queda ahí, no. Le pregunto, intentando mantener la compostura: "¿Y por qué cerraste la boca?".
Y su respuesta... ¡para enmarcarla! "Porque sé que no te gusta que se escuche, pero tenía que salir". Como si me estuviera explicando la cosa más lógica del mundo. A ver, ¿quién le enseñó que cerrar la boca le daba algún punto extra? Pues ahí está, tan orgullosa de su invento, esperando que le diera una medalla por buenos modales.
No sé tú, pero a mí estas cosas me hacen pensar. Porque, aunque la situación fue muy graciosa, también me di cuenta de que, en su cabecita, ella estaba intentando hacer lo correcto, adaptarse a lo que le pedimos. Y lo hizo a su manera, que es lo más bonito de todo esto. No quería que me molestara, pero tampoco podía evitarlo. Así que su solución fue “cerrar la boca”... Literal y figurativamente.
¿Y no es eso lo que todos hacemos, de alguna manera? Intentamos resolver los desafíos de la vida con lo que tenemos, aunque no siempre lo hagamos de la manera más ortodoxa. A veces acertamos y otras... bueno, otras terminamos como mi hija, pensando que tapar el sonido es igual de bueno que no hacerlo.
Y así se alejó de la mesa, con esa mezcla de alivio y curiosidad, como si hubiera logrado algo importante, aunque en el fondo supiera que aún le queda camino por recorrer. Me quedé pensando en cuánto aprende ella de lo que le decimos y cómo incluso en esas pequeñas travesuras, hay un deseo enorme de complacer, de hacer lo correcto. Y eso, en el fondo, es lo que más nos emociona, ¿no? Ver que, aunque a su manera, nuestros hijos intentan mejorar, crecer y ser la mejor versión de sí mismos.
Ahora, si esta historia te sacó una sonrisa o te hizo pensar en tus propios hijos y en esos momentos en los que no sabes si reír o llorar... déjame contarte algo. Hay una manera de afrontar estas situaciones con un poco más de luz, sin tanto tropiezo. Porque, como padres, todos necesitamos esa mano amiga, ese consejo que nos guíe cuando no sabemos por dónde tirar.
Te acompaño para que puedas hacerme una consulta semanal sobre cualquier cuestión de tu hijo en la que quieras recibir consejos y actuaciones concretas a realizar para solucionar o mejorar la situación.
Hay una forma en la que conseguimos que mientras Lucía estuvo meses eruptando en la mesa, a boca abierta y sin pudor, pasase a taparse la boca y al final acabase por no hacerlo más.
Para esto hay que actuar de una determinada manera, porque sino lo que consigues es el efecto contrario y que nunca cambien por ellos mismos, que lo hagan por miedo a ti.
Y ya sabemos que por miedo no se cambia, se sobrevive y desaparece tu verdadera personalidad para complacer los deseos de los demás.
Mañana te contaré:
Qué estrategia seguimos durante meses para corregir la conducta.
Cómo abordamos el problema cada vez que surgía.
Y cómo logramos un cambio de actitud que nacía de ella misma y se convirtió en un hábito.
Reciben solo los que estén dentro. Te apuntas ahí abajo.
Eres de aprender a crear oportunidades para conectar mejor con tus hijos o de pasar del tema porque total qué más da, si van a pasar de ti cuando sean adolescentes.
Y si ya lo son, que más da que se sigan alejando ¿no?
Te suscribes entrando en dariostrava.com o aquí abajo👇
Recibe GRATIS las 7 claves para educar sin estrés y sin culpa.
Consulta la política de privacidad aquí
Pon tu correo y te las envío 👇


Educa humanizando y sin estrés