Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.

Le quita la bolsa de chucherías

Acompañamiento y Boticario de Crianza Positiva

CORREO DIARIO

Dario Strava

9/11/20243 min leer

Hoy te voy a contar una historia de chucherías que me pasó el otro día en el parque. Era una tarde soleada de verano, el parque estaba lleno de risas y juegos y ahí estaba yo, observando a Javier, mi sobrino de ocho años que sostenía con entusiasmo una bolsa de chucherías como si fuera el tesoro más preciado del mundo.

Su madre, Ana, estaba charlando con sus amigas, pero cada tanto echaba un vistazo a su hijo, asegurándose de que no hiciera travesuras. Todo parecía bajo control hasta que Ana notó la cantidad de dulces que Javier estaba devorando.

“Javier, acércate, ven, ven”, le llamó Ana con ese tono que mezcla firmeza y dulzura al mismo tiempo. Pero, ¿crees que Javier iba a soltar su botín tan fácilmente? ¡Ni hablar!

Apretó la bolsa con más fuerza y le soltó un “No, mamá” que dejó claro quién mandaba ahí. Pero Ana no se rindió. Se levantó y caminó hacia él, tratando de sonar lo más sincera posible: “Ven, ven ahora mismo, te prometo que no te la quitaré”. Javier, aunque desconfiado, empezó a acercarse.

Sus pasos eran tan lentos como los de un caracol en hora punta y sus ojos, fijos en la bolsa mostraban esa batalla interna entre hacer caso a su madre y seguir con su festín azucarado.

Y aquí viene lo bueno. Justo cuando Javier estaba a punto de llegar, Ana, con la rapidez de un rayo, extendió la mano y ¡zascaaa!, le quitó la bolsa de chucherías. Javier se quedó paralizado, procesando lo que había pasado y luego las lágrimas empezaron a brotar como un río desbordado.

“¡No es justo, mamá!”, lloró Javier, mientras Ana regresaba a la banca con las chucherías en la mano.

Y ahí estaba yo, observando la escena y pensando en lo difícil que es a veces ser padre. Ana, sintiéndose un poco culpable pero segura de haber hecho lo correcto, murmuró: “Es por su bien”, más para sí misma que para las otras madres que la miraban con una mezcla de comprensión y alivio de no ser ellas las del problema.

Porque sus amigas no te vayas a creer que le explicaron como debía hacerlo, al contrario, la animaban y le reafirmaban que lo había hecho estupendamente.

¿Te suena esta situación? Seguro que sí. Ser padre o madre es una tarea llena de decisiones difíciles, de esos momentos en los que tienes que ser el malo de la película por el bien de tus hijos, pero no siempre, hay que saber cuándo si y cuándo no. Y es aquí donde quiero contarte algo que puede marcar la diferencia en la crianza de tu hijo.

Imagina tener a alguien que te ayude a tomar esas decisiones, alguien que te acompañe en esos momentos de dudas y te dé las estrategias que necesitas para que no tomes malas decisiones como esa madre que engaña a su hijo para quitarle las gominolas en vez de hacer lo que debe para fomentar una relación de confianza con su hijo.

¿Qué es esto? Es un servicio que ofrece consejos de crianza positiva, pero no cualquier consejo. Hablamos de un acompañamiento real, donde puedes contarme tus situaciones y recibir una estrategia personalizada para afrontarlas. Es la diferencia entre ir a oscuras y tropezarte, o tener una linterna que ilumine tu camino.

¿Te imaginas dejar de preguntarte “cómo hago para resolver esto” y simplemente contarme lo que te pasa para obtener una solución?

Disfruta de una consulta semanal y siente la tranquilidad de saber que no estás sola en esta aventura de criar a tus hijos.

No esperes más para hacer de la crianza una experiencia más llevadera y positiva para ti y tus hijos. Nos leemos pronto.

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