

Crianza positiva y crianza consciente. Cómo educar a los hijos.
La vuelta al cole
Acompañamiento y Boticario de Crianza Positiva
CORREO DIARIO
Dario Strava
9/19/20243 min leer
Mira, no sé si alguna vez te has sentido como Ana, pero te lo cuento porque estoy seguro de que en más de una ocasión te has visto en algo parecido.
Ana llegó a casa, agotada. El día en el trabajo había sido una locura, de esos en los que parece que todo lo que puede ir mal, va peor. Solo quería tirarse en el sofá, tomarse un té y dejar que el mundo siguiera girando sin ella por un rato. Pero en cuanto puso un pie en la casa, algo no andaba bien. Demasiado silencio, ese tipo de silencio que grita que algo está por explotar.
Dejó el bolso como pudo y subió las escaleras. Y ahí lo escuchó, sollozos, y no cualquier sollozo, no, eran de esos que te rompen el alma. Venían de la habitación de Mateo. El corazón se le detuvo un segundo. ¿Te ha pasado alguna vez, que escuchas a tu hijo llorar y sientes un pinchazo en el pecho? Exactamente eso sintió Ana.
Cuando abrió la puerta, lo vio. Ahí estaba su pequeño, acurrucado en la cama, llorando como si el mundo se le hubiera caído encima. Y para un niño, cuando el mundo se cae, es devastador. Mateo no quería hablar, pero Ana, con esa mezcla de desesperación y amor que solo una madre puede sentir, insistió. Y ahí salió todo. No quería volver al colegio, todo era difícil, las tareas, los nuevos amigos, el profesor que parecía una estatua de hielo. Y como guinda del pastel, se olvidó el estuche en casa y todos se rieron de él.
Dime una cosa, ¿cuántas veces has querido correr al colegio y hacerle un par de preguntas al profesor o a esos compañeros que parecen no tener corazón? Pero no puedes. No puedes estar ahí para cada una de esas batallas. Y aunque quisieras, no siempre tienes las palabras correctas para calmar ese dolor que ves en los ojos de tu hijo.
Ana, como cualquier padre o madre, estaba perdida. ¿Cómo ayudas a tu hijo cuando ni siquiera sabes por dónde empezar? Lo abrazó con fuerza, pero sentía que no era suficiente, porque no lo es. El amor es fundamental, pero hay veces en las que necesitas más que eso. Necesitas herramientas, necesitas una estrategia y sobre todo, necesitas saber qué demonios hacer cuando todo lo que te rodea se está desmoronando. Ahora, no sé tú, pero cuando veo que mis hijos están pasando un mal rato, mi primera reacción es pensar en cómo puedo solucionar todo. Pero la verdad es que no siempre tengo las respuestas. Y aquí es donde entra en juego el servicio de Acompañamiento y Boticario de Crianza Positiva. Es ese faro en la tormenta, la luz que te guía cuando sientes que todo está a oscuras.
Porque, mira, sé que tú también has pasado por momentos en los que te preguntas “¿Y ahora qué hago?” Pues te lo pongo fácil: deja de adivinar, deja de sentirte impotente y empieza a tomar las riendas con seguridad. ¿Cómo? Con una consulta semanal donde me cuentas lo que te preocupa y yo te doy una estrategia para afrontarlo. Porque nadie tiene por qué enfrentarse a esto solo.
Consultarme puede marcar la diferencia entre perder los nervios o mantener la calma en los momentos más difíciles.
Mañana te contaré cómo afrontar la vuelta al colegio sin dramas y créeme, no querrás perdértelo.
¡Nos vemos dentro!
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