Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.

Evita explotar: Madre aprende a gestionar sus emociones

Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa

BOTICARIO

Dario Strava

8/27/20244 min leer

Cómo educar en positivo sin volverte loco: la historia de Ana y Pablo

¿Sabes ese momento en que llegas a casa después de un día de locos y lo único que quieres es paz y tranquilidad? ¡Claro que sí, todos lo hemos sentido! Pues imagínate a Ana, mi amiga de toda la vida. Un día como cualquier otro, después de lidiar con un jefe exigente, tráfico interminable y una lista de tareas que parecía no tener fin, llega a su casa deseando, como todos, desconectar. Pero la vida tiene otros planes, ¿verdad?

Ana se encuentra con su pequeño Pablo, de cinco años, llorando desconsolado porque su juguete favorito se ha roto. ¡Qué drama, te lo digo! Y como suele pasar, en ese momento de estrés máximo, Ana no pudo evitar explotar. Gritó. No uno de esos gritos de madre enfadada pero controlada, sino uno de esos gritos que salen de lo más profundo de tu ser, como si estuvieras expulsando todo el mal día en una sola exhalación. Y claro, Pablo, que no entendía nada, se encerró en su cuarto, llorando aún más.

La reflexión que cambió todo: Después del desahogo, Ana se sentó en el sofá, con la cabeza entre las manos. Se sintió fatal, como si el mundo se le viniera encima. ¿Por qué había gritado así? ¿De verdad todo ese enojo era por el juguete roto? Claro que no. Ana lo sabía y eso la hizo sentir aún peor. ¿Te ha pasado alguna vez? Es como si un sentimiento de culpa se instalara en tu pecho y no te dejara respirar.

Pero aquí viene lo bueno. Ana no es de las que se queda dándole vueltas al asunto sin hacer nada. Así que, se levantó, respiró profundo y fue a hablar con Pablo. ¿Y qué le dijo? Que su enfado no tenía que ver con él, sino con todo lo que llevaba acumulado. Pablo, que es más listo que el hambre, lo entendió y juntos decidieron hacer algo con esa energía que ambos tenían. Pintaron, corrieron en el parque y se rieron hasta que ya no podían más. Y en ese proceso, Ana aprendió algo fundamental: Educar en positivo no es reprimir, sino transformar.

Educar en positivo: ¿qué es y por qué es tan importante? Ahora, no quiero ponerme aquí en plan profesor, pero déjame decirte algo que seguramente ya intuyes: Educar en positivo no es un invento moderno para padres que leen demasiados blogs de crianza, es la forma más natural de enseñar a nuestros hijos a gestionar sus emociones. Porque, seamos realistas, reprimir nunca ha funcionado, ni con nosotros ni con ellos.

Lo que funciona es enseñarles a canalizar esa energía emocional hacia algo que no les haga daño ni a ellos ni a los demás. Y lo mejor es que esto no solo es bueno para ellos, sino también para nosotros. Porque, ¿qué es peor? ¿Gritar y sentirte como el peor padre/madre del mundo o encontrar una manera de liberar esa tensión sin hacer daño? No hay comparación.

Al final del día, todos queremos que nuestros hijos sean felices, pero también necesitamos estar bien nosotros. No puedes dar lo que no tienes, así que cuidarte a ti mismo es el primer paso para cuidar a los demás.

En conclusión: un pequeño cambio con un gran impacto: En general, la historia de Ana y Pablo nos recuerda algo importante: todos tenemos días malos, pero cómo manejamos esos días es lo que marca la diferencia. Educar en positivo no significa ser perfecto, significa ser humano, aceptar nuestros errores y aprender de ellos. Y créeme, cuando lo haces, no solo mejoras tu relación con tus hijos, sino que también te das un respiro a ti mismo.

Así que la próxima vez que sientas que el mundo se te viene encima, recuerda la historia de Ana y Pablo. Da un paso atrás, respira y busca una manera de transformar esa energía en algo bueno. Porque al final del día, todo se trata de encontrar el equilibrio.

Gracias por leer hasta aquí. ¡Nos vemos en la próxima, donde seguiremos aprendiendo juntos!

Consejos Resumen

Escucha activa: Dedica tiempo a escuchar a tu hijo sin interrupciones. Esto le enseña a expresar sus emociones y fortalece la confianza mutua.

Canaliza la energía: En lugar de reprimir la frustración o el enojo, busca actividades que permitan a tu hijo liberar esa energía, como el deporte o el arte. Así evitarás conflictos y fomentarás un ambiente positivo.

Sé un ejemplo: Los niños imitan lo que ven. Maneja tus emociones con calma y respeto, mostrando cómo resolver conflictos de manera saludable. Esto transformará la dinámica familiar y promoverá un desarrollo emocional equilibrado.

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