

Cómo educar a los hijos. Crianza positiva y consciente.
Emociones
Emociones: Lucía y Leo juegan con los muñequitos de Inside out
Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa
BOTICARIO
Dario Strava
11/8/20245 min leer
¿Quieres que tus hijos aprendan a entender sus emociones? Prueba esto (¡y diviértete en el proceso!)
Te cuento algo que le ha cambiado la vida a la madre de Lucía y Leo… ¡y a mí también, para qué engañarnos! Todo empezó con una compra sencilla: unos muñequitos de la película Inside Out. Sí, esa de Pixar donde salen las emociones con carita propia dentro de la cabeza de una niña. Unos muñequitos que, aunque parezca cosa de niños, resultaron ser un auténtico salvavidas para entender y gestionar las emociones. Vamos, que ya no se trata solo de “hablar de emociones”, sino de verlas, tocarlas y hasta jugar con ellas.
¿Por qué los muñequitos de Inside Out son magia pura para los niños? Mira, una cosa es decirle a tu hijo que está triste o que tiene miedo… y otra es darle un muñequito que representa eso mismo y decirle: “Este es Tristeza. ¿Sientes esto ahora?”. Ahí es donde la magia empieza. Para Lucía y Leo, tener cada emoción en las manos es como tener un manual en vivo de cómo entenderse a sí mismos. Y no sé tú, pero en los momentos en que uno de ellos se empieza a enfadar, tener a Furia en la mano como un pequeño monstruito rojo ayuda a poner un poco de humor en una situación que, de otro modo, podría acabar en gritos y lágrimas.
Ahora, cuando Lucía siente celos de Leo, por ejemplo, en vez de estallar, podemos sacar a “Celos” y hablar de eso. ¿Sabes cómo cambia el panorama cuando un niño puede identificar y nombrar lo que siente? Es como darle un superpoder, ¡y vaya si lo usan! Se han convertido en unos expertos en decir “mira, esto es Alegría” o “ahora siento un poquito de Vergüenza”.
¡Haz que las emociones cobren vida en casa! Estos muñequitos no son solo juguetes, son herramientas. Herramientas que, ojo, funcionan tanto para los más pequeños como para los más grandecitos. Una cosa que aprendí es que cuanto antes empiecen a reconocer lo que sienten, mejor lo gestionan. Piensa en un adolescente que nunca ha aprendido a hablar de lo que siente. Cuando lo único que sabe es “estoy bien” o “no estoy bien”… la comunicación en casa se vuelve un lío.
Además, te diré una cosa: ver a tus hijos interactuar con estos muñequitos, como si Furia y Tristeza fueran sus colegas de toda la vida, ¡te parte el corazón y te llena de orgullo a partes iguales! Yo pensé que estas cosas eran una “moda educativa”, pero es increíble ver cómo el juego se convierte en aprendizaje real. Y, si soy sincero, estos muñequitos han sido un respiro para mí también. ¡Hasta me ayudan a mí a entender mejor cómo estoy cuando las cosas se ponen difíciles!
¿Te imaginas una crianza sin peleas interminables? No te voy a mentir. Este cambio no sucede de un día para otro, pero ya no tengo que jugar a “¿por qué está llorando?” cada vez que hay una rabieta. El muñeco correspondiente aparece, el diálogo se abre y poco a poco, en vez de frustración, se siente una especie de paz… y, vaya, que a veces hasta terminamos riéndonos.
Entonces, mi consejo: cómpralos, pruébalos, úsalos. Haz que cada vez que alguien en casa se ponga nervioso, triste o enfadado, estos personajes entren en escena. Ya verás que no hace falta “adivinar” o asumir cómo se sienten tus hijos; ellos mismos te lo dirán, y con una claridad que ni te imaginas.
En conclusión: Estos pequeños personajes me han demostrado que la educación emocional no tiene por qué ser un sermón aburrido ni un libro de autoayuda en la estantería. Y si bien a veces parece que soy yo el que necesita aprender de ellos (🤪), la calma y la confianza que se construye en casa no tiene precio.
Así que, si buscas un camino para ayudar a tus hijos a entenderse y a expresarse mejor, te animo a probar esta herramienta tan simple pero poderosa. Ah, y luego me cuentas. ¡Gracias por leer y ánimo en esta aventura emocional! 💖
Consejos Resumen
Crea una “Caja de Emociones” accesible en casa: Coloca los muñequitos de Inside Out (o cualquier otro objeto que represente emociones) en una caja o espacio accesible. Explícales a tus hijos que pueden usarlos cuando se sientan tristes, enfadados, o con alguna emoción difícil de expresar. Así tendrán un recordatorio visual de que las emociones están ahí y que no tienen que esconderlas ni reprimirlas. Además, si alguno de tus hijos está teniendo un mal día, invítalo a sacar el muñequito correspondiente y ver si quiere contar cómo se siente. Este pequeño gesto puede abrir una gran conversación.
Cambia la rutina: al final del día, pregúntales cómo se sintieron con los muñecos. Haz una pequeña “revisión emocional” cada noche. Dales los muñecos y pídele a cada niño que elija el que representa mejor cómo se sintieron a lo largo del día. Esto no solo les ayuda a reflexionar sobre lo vivido, sino que además les anima a compartir contigo sus pensamientos y emociones. Por ejemplo, si escogen Alegría, puedes preguntarles qué fue lo que les hizo tan felices, o si eligen Furia, explorar juntos qué los hizo enfadar.
Usa los muñecos para resolver conflictos entre hermanos: Cuando haya una pelea o un malentendido, en lugar de intentar calmar el conflicto solo con palabras, sugiéreles que cada uno elija un muñequito que represente cómo se sienten. Así, en lugar de centrarse en “culpas”, se enfocan en lo que sienten. Luego, dale a cada niño la oportunidad de explicar su emoción usando el muñeco. Esto ayuda a reducir las tensiones, permite a cada uno expresarse sin interrupciones y, sobre todo, les enseña que cada emoción tiene un valor y un lugar en la conversación.
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