

Crianza positiva y crianza consciente. Cómo educar a los hijos.
Dos tipos de familias
Acompañamiento y Boticario de Crianza Positiva
CORREO DIARIO
Dario Strava
9/15/20244 min leer
Ana y Jorge eran padres de dos hijos, Lucas y Sofía. Como muchos otros padres, habían decidido educar a sus hijos de la misma manera en que ellos habían sido criados: con autoridad, reglas estrictas y poco espacio para el diálogo. No sabían nada sobre crianza positiva y en su lugar recurrían a castigos, gritos y reproches constantes para corregir el comportamiento de sus hijos.
Con el paso del tiempo, las consecuencias de esta crianza empezaron a manifestarse de manera dolorosa. Lucas, un niño inteligente y curioso, se volvió cada vez más retraído. Ya no compartía sus pensamientos ni emociones con sus padres. Se sentía constantemente juzgado y nunca lo suficientemente bueno. En la escuela, sus calificaciones comenzaron a bajar y sus maestros notaron que evitaba participar en clase. Lo que antes era un niño lleno de vida, ahora era un niño tímido y temeroso de cometer errores.
Sofía, por su parte, desarrolló un temperamento explosivo. Cada vez que se sentía frustrada o no obtenía lo que quería, respondía con rabietas intensas. Gritaba, lloraba y se negaba a escuchar a sus padres. Ana y Jorge, desesperados, intentaban controlarla con más gritos y amenazas, lo que solo empeoraba la situación. Sofía se sentía incomprendida y reaccionaba de manera cada vez más agresiva, tanto en casa como en la escuela.
Para Ana y Jorge, la vida diaria se había convertido en una lucha constante. No había paz en el hogar, las discusiones y los conflictos eran la norma. Ambos padres se sentían agotados, frustrados y en el fondo, fracasados. Su relación como pareja también se deterioró, ya que las constantes tensiones relacionadas con la crianza de sus hijos les impedían disfrutar de tiempo juntos. La vida familiar era una fuente de estrés incesante y los momentos de felicidad parecían haberse desvanecido por completo.
Tres años después, Ana y Jorge son los mismos padres, pero con una vida completamente diferente. Todo cambió cuando decidieron buscar ayuda y descubrieron la Crianza Positiva. Empezaron a aprender y resolver las dudas que tenían, lo que les ayudó a mejorar su conexión con sus hijos. En poco tiempo, los resultados fueron sorprendentes. Ana y Jorge aprendieron a comunicarse de manera efectiva con Lucas y Sofía, utilizando estrategias que les ayudaban a los niños a saber hasta donde podían llegar con su comportamiento y cómo afrontar sus emociones cuando las manifestaban.
Lucas, que antes era un niño inseguro, ahora se mostraba más abierto y confiado gracias a que Ana y Jorge actuaban de una forma que se lo permitía. Como resultado, sus calificaciones mejoraron y en la escuela volvió a ser un niño participativo y entusiasta. Empezó a compartir sus intereses y pasatiempos con sus padres, creando un vínculo más cercano y significativo.
Sofía, por otro lado, dejó atrás sus rabietas constantes. Aprendió a gestionar sus emociones gracias a sus padres, quienes ahora entendían la importancia de las estrategias que funcionan en la crianza de sus hijos y de ponerlas en práctica. Las explosiones emocionales se convirtieron en momentos de conexión, donde Ana y Jorge los abordaban como se debía hacer. La paz y la armonía regresaron al hogar y la relación de Sofía con sus padres se fortaleció enormemente.
Para Ana y Jorge, la crianza positiva también tuvo un impacto profundo en su relación como pareja. Ahora podían disfrutar de momentos de tranquilidad y felicidad juntos, sabiendo que estaban criando a sus hijos en un ambiente de amor y respeto. Las tensiones que antes los alejaban, fueron reemplazadas por un sentimiento de orgullo y satisfacción compartido.
¿Qué diferencia a estas dos familias? ¿Por qué algunas familias logran construir un hogar lleno de amor y respeto, mientras otras se ven atrapadas en un ciclo de conflictos? No es el ADN ni la suerte. Son la misma familia, con tres años de diferencia.
Ana y Jorge pudieron transformar la manera de criar a sus hijos, creando un hogar donde reina la comprensión, el respeto y el amor profundo. Ahora disfrutan de una vida familiar plena y satisfactoria, con hijos felices y seguros y una relación de pareja fortalecida.
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