

Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.
Desarrollo de habilidades: Los niños entre los 2 y 5 años hacen 40.000 preguntas
Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa
BOTICARIO
Dario Strava
8/30/20244 min leer
"¿Por qué papá dice que el jefe es un gilipollas?" - reflexiones sobre las 40,000 preguntas de los niños
El otro día, estaba en el supermercado con mi sobrino Lucas, que tiene tres años. Bueno, en realidad, él me arrastraba de un pasillo a otro, bombardeándome con una lluvia de preguntas. ¡Es increíble la cantidad de cosas que puede preguntar un crío en tan poco tiempo! "¿Por qué las zanahorias son naranjas? ¿Dónde duerme el panadero? ¿Los tomates sienten dolor?". Al principio, traté de seguirle el ritmo, pero, siendo sincero, llegó un punto en el que mi cerebro pedía una pausa.
Pero el pequeño no se detenía y ahí, en medio del pasillo de las galletas, soltó la joya del día: "Tito, ¿por qué papá dice que su jefe es un gilipollas?". ¡Tierra, trágame! La cajera, que lo escuchó todo, soltó una carcajada y yo, rojo como un tomate, sólo pude sonreír y responder: "Lucas, ya hablaremos en casa".
La increíble capacidad de los niños para preguntar: Los niños, especialmente entre los 2 y 5 años, parecen tener un depósito inagotable de "porqués". ¡Y es que pueden llegar a hacer hasta 40,000 preguntas en ese periodo! Sí, no exagero, lo he leído en alguna parte. Esas preguntas, aunque a veces nos agoten, son una parte esencial de su desarrollo cognitivo. Cada una de ellas es como una pequeña chispa que enciende su curiosidad y su necesidad de entender el mundo que los rodea. Y, ojo, no se trata solo de preguntas superficiales. ¡Ellos quieren respuestas, y no cualquier respuesta!
¿Por qué es importante responder? Responderles con paciencia no solo calma su curiosidad, sino que también les ayuda a desarrollar su autoestima. Un niño que ve que sus preguntas son valoradas crece con la seguridad de que su voz importa. Además, esas respuestas construyen puentes de confianza entre los padres y los hijos. Sí, a veces son pesados, no voy a mentir, pero cada "¿por qué?" es una oportunidad para conectar, para enseñarles algo nuevo y, de paso, para que nosotros mismos reflexionemos sobre cosas que damos por sentadas. Es como cuando te preguntas, "¿por qué el cielo es azul?", y de repente te das cuenta de que no recuerdas la explicación científica exacta.
La crianza consciente y el club de preguntas: Ahora, si eres padre o madre, sabrás que hay días en los que estás al borde del colapso, y lo último que necesitas es una sesión de "¿por qué?" ininterrumpida. Pero, ¿y si en lugar de ver estas preguntas como una carga, las vemos como una puerta a su mundo interior? Yo, por ejemplo, he decidido que con Lucas vamos a crear un "Club de Preguntas". Cada noche, antes de dormir, nos sentaremos y revisaremos las mejores preguntas del día. No sólo mantendremos su curiosidad viva, sino que también le enseñaré a esperar su turno, a valorar las respuestas y de paso, ¡me ahorraré alguna que otra situación embarazosa en público!
En general: ¡no subestimes el poder de una pregunta! En conclusión, esos pequeños interrogatorios diarios son mucho más que simples preguntas. Son ventanas al asombroso proceso de aprendizaje y desarrollo de los niños. Así que la próxima vez que un niño te pregunte algo, no te limites a contestar por inercia. Tómate un momento para apreciar la belleza de su curiosidad. Puede que descubras que, en realidad, son ellos los que nos enseñan a ver el mundo con nuevos ojos.
¡Gracias por leer! Y recuerda, no hay pregunta demasiado pequeña cuando se trata de aprender. ¡Sigue preguntando y creciendo!
Consejos Resumen
Crea un "tiempo de preguntas" diario: establece un momento específico cada día para responder a las preguntas de tu hijo, como antes de dormir o durante la cena. Esto no solo te da un respiro durante el día, sino que también les enseña a esperar pacientemente y valorará más el tiempo que le dedicas a sus dudas.
Fomenta la exploración independiente: anima a tu hijo a buscar respuestas por sí mismo. Puedes proporcionarle libros ilustrados, enciclopedias infantiles o incluso usar aplicaciones educativas. Esto no solo satisface su curiosidad, sino que también les enseña a ser autodidactas y a disfrutar del proceso de descubrimiento.
Responde con preguntas guiadas: en lugar de dar respuestas directas todo el tiempo, trata de responder con preguntas que guíen su pensamiento. Por ejemplo, si pregunta "¿por qué el cielo es azul?", podrías responder con "¿qué crees tú? ¿cómo podríamos averiguarlo?". Esto les ayuda a desarrollar habilidades críticas y a pensar más profundamente sobre el mundo que les rodea.
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