

Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.
Cubrir necesidades: San Valentín, el niño reprocha a toda la familia
Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa
BOTICARIO
Dario Strava
8/18/20244 min leer
La carta de San Valentín que nunca esperamos: un recordatorio desde el corazón
Hace un par de años, recuerdo una conversación con mi hermano, ya sabes, de esas que ocurren en las cenas familiares cuando todos están distraídos con sus propios asuntos. Él, con su tono serio y esa mirada que te atraviesa, me dijo: "Tío, a veces siento que aquí cada uno va a lo suyo." Y no le faltaba razón. Estábamos tan atrapados en nuestras rutinas, que no nos dábamos cuenta de lo que realmente importaba.
Pues bien, algo así es lo que pasó en la casa de un amigo mío hace poco. Imagínate la escena: un día cualquiera, típico domingo de San Valentín, el niño de la casa llega con una carta en la mano. Pero no era una carta cualquiera, era una de esas que te sueltan una bofetada emocional, de las que no ves venir. El profe les había pedido que escribieran una carta para sus familias. Ya sabes, algo bonito, lleno de cariño y buenos deseos. Pero lo que escribió ese chaval, madre mía…
La carta de la verdad: El niño se sienta en su habitación, rodeado de juguetes, pero ninguno lo divierte ya. Mira por la ventana, su papá está en el salón enganchado al fútbol, como siempre. Su hermana, en su mundo de risas y chismes con las amigas. Y su madre, ay la madre, que no despega la vista del móvil ni un segundo. Así que, en un acto de sinceridad brutal, el niño se puso a escribir:
"Feliz San Valentín. Papá, te pasas todo el domingo viendo el fútbol en vez de jugar conmigo. Hermana, estás siempre hablando con tus amigas y pasas de mí. Mamá, siempre estás trabajando con el móvil y no me haces caso. Os quiero."
¡BAM! No es la típica carta de amor que te imaginas, ¿verdad? Pero es la realidad, cruda y sin filtros. Esa carta, aunque duela, es una llamada de atención para todos nosotros. Nos hace pensar, nos sacude y nos deja con la duda de si realmente estamos dedicando el tiempo suficiente a los que de verdad importan.
La desconexión que no vemos: Y claro, ¿qué pasó después? Pues que los padres y la hermana se quedaron helados. Esa carta era un reflejo claro de cómo, sin darnos cuenta, podemos desconectarnos de los que más queremos. Y es que, en la rutina diaria, es fácil perder de vista lo esencial. La familia, que debería ser nuestro refugio, nuestro lugar seguro, se convierte en un grupo de individuos que viven bajo el mismo techo, pero en mundos completamente diferentes.
El problema es que, si no hacemos algo al respecto, esto no va a mejorar solo. Si seguimos así, el niño crecerá y eventualmente se alejará como lo hemos hecho nosotros. Y cuando queramos acercarnos, puede que ya sea demasiado tarde. Eso da miedo, ¿verdad? Pero es un miedo real, un miedo que podemos evitar si actuamos ahora.
Reconectar y recuperar el tiempo perdido: Entonces, ¿qué podemos hacer? Lo primero es dejar de lado las excusas. Sí, todos estamos ocupados, todos tenemos nuestras responsabilidades, pero ¿de verdad es tan difícil sacar un rato para jugar con nuestros hijos, para escucharles sin mirar el móvil, para compartir una risa con ellos? Lo creas o no, esos pequeños momentos son los que cuentan, los que construyen lazos fuertes que perduran.
Mi amigo, después de leer la carta de su hijo, tomó una decisión: a partir de ese momento, los domingos serían para la familia. Sin móviles, sin tele, solo ellos, juntos. Y lo curioso es que no fue tan difícil como parecía. De hecho, fue un alivio. La casa se llenó de risas, de juegos, de conversaciones que llevaban tiempo pendientes.
Lo que realmente importa: En general, esta pequeña historia nos enseña algo muy grande. Nos recuerda que, si no estamos atentos, podemos perder lo más valioso que tenemos: la conexión con nuestras familias.
No esperes a que un niño te lo diga en una carta para darte cuenta. Actúa ahora, dedica tiempo a los tuyos, porque al final del día, lo que más importa no es el trabajo, ni el fútbol, ni el móvil… sino ellos, los que están a tu lado.
Gracias por leer, y recuerda, la vida es demasiado corta para no pasarla con los que amas. ¿Listo para reconectar?
¡Hasta la próxima y no olvides que la vida en familia se construye día a día!
Consejos Resumen
Dedica tiempo de calidad cada día: Aunque sea solo unos minutos, apaga el móvil y conecta realmente con tus hijos. La atención plena refuerza el vínculo familiar y les hace sentir valorados.
Escucha activamente: Cuando tus hijos hablen, escucha sin juzgar. Esto les enseña que sus sentimientos importan y fomenta la confianza.
Crea rutinas familiares: Establece momentos regulares para estar juntos, como cenas o paseos. Estas rutinas fortalecen la conexión y crean recuerdos compartidos que perduran.
Estos pequeños cambios pueden transformar tu relación familiar y salvarla del distanciamiento.
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