Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.

Cubrir necesidades: Ignorar no es la solución

Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa

BOTICARIO

Dario Strava

9/3/20244 min leer

El cachorro invisible: Lo que aprendí sobre escuchar a mis hijos

No te voy a mentir, el día que Lucas lanzó su mochila por la ventana, mi paciencia estaba colgando de un hilo muy fino. Como madre de tres, hay días en los que siento que estoy en una película de acción, con explosiones de juguetes por doquier y gritos que podrían competir con cualquier concierto de heavy metal. Pero, claro, aquel día fue distinto. ¿Sabes lo que es estar tan abrumada que hasta el más pequeño detalle te parece una montaña imposible de escalar?

El día en que todo cambió: Lucas, mi peque de cinco años, gritaba como si el mundo se estuviera acabando. Y para él, probablemente lo estaba. Su hermano mayor había destrozado su juguete favorito. En lugar de consolarlo, ¿qué hice yo? Decidí que lo mejor era ignorar el asunto. ¡ERROR! Grande, en mayúsculas. Lucas se sintió tan invisible, tan ignorado, que hizo lo que cualquier niño haría en su situación: lanzó su mochila por la ventana. Sí, así como lo lees. ¡Por la ventana!

Cuando vi su carita desencajada, me cayó encima como un jarro de agua fría. Corrí hacia él, lo abracé como si no hubiera un mañana, y le dije: "Te veo, Lucas. Lo siento." Y esa fue la clave. Esa noche, juntos, reconstruimos su juguete. Pero más que un juguete, lo que estábamos reconstruyendo era nuestra conexión.

Reflexionando: Lo que me enseñó el cachorro invisible. No te voy a soltar un sermón sobre crianza perfecta, porque nadie es perfecto y yo, menos. Pero lo que sí te puedo decir es que ese día aprendí que escuchar a mis hijos no es solo oír lo que dicen. Es VERLOS. Porque, a veces, el grito más fuerte es el que no se oye. Ignorar esas señales puede llevar a un lugar oscuro, donde las inseguridades y los problemas emocionales comienzan a crecer como malas hierbas en un jardín descuidado. Y créeme, no quieres que tus hijos se sientan invisibles.

La crianza consciente: una elección de supervivencia emocional. Ser padre o madre es un camino lleno de baches y curvas inesperadas. Pero si hay algo que he aprendido es que la crianza consciente no es solo una moda. Es una necesidad para la supervivencia emocional y psicológica de nuestros hijos. Ellos necesitan sentir que los vemos, que sus emociones importan, que están seguros para expresarse sin miedo a ser ignorados. Cada niño merece sentirse visible. Porque, al final del día, lo que realmente importa no es si tu hijo tiene el juguete más nuevo o la ropa más cara, sino que sepa que tú estás ahí, viéndolo, escuchándolo, amándolo.

En general, lo que obtienes al ser consciente de las necesidades emocionales de tus hijos es algo invaluable: una relación más profunda, más fuerte y más significativa con ellos. Una relación que no solo resistirá el paso del tiempo, sino que también será una fuente de felicidad y estabilidad para ambos.

Finalmente, te agradezco por leer hasta aquí. Recuerda, la próxima vez que tu hijo lance una mochila por la ventana, no te preocupes solo por el cristal roto. Piensa en lo que realmente está tratando de decirte. ¡Ah! Y nunca subestimes el poder de un buen abrazo.

¡Hasta la próxima, y que tus días estén llenos de más risas que gritos!

Consejos Resumen

Establece un "momento de conexión diaria": Dedica al menos 10-15 minutos diarios exclusivamente a tu hijo, sin distracciones. Puede ser al final del día o durante una actividad juntos, como leer un cuento o dar un paseo. Este tiempo no es negociable y debe estar libre de móviles, TV o cualquier otra distracción. Este simple hábito ayuda a que tu hijo se sienta valorado y escuchado.

Aprende a leer las señales no verbales: A veces, los niños no expresan sus emociones con palabras. Observa su lenguaje corporal, tono de voz y comportamientos. Si notas que tu hijo está más callado de lo normal, evita presionarlo para que hable de inmediato. En su lugar, crea un ambiente tranquilo y acogedor donde se sienta seguro para abrirse cuando esté listo.

Valida sus sentimientos, incluso los más pequeños: Nunca minimices las emociones de tu hijo, aunque te parezcan exageradas o insignificantes. Frases como "No es para tanto" pueden hacer que se sientan incomprendidos. En su lugar, reconoce sus emociones diciendo algo como "Entiendo que estés triste/enfadado por eso". Validar sus sentimientos les ayuda a desarrollar una autoestima saludable y una mejor regulación emocional.

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