Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.

Crear hábitos: Motivación, fuerza de voluntad y hábitos

Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa

BOTICARIO

Dario Strava

9/10/20246 min leer

La magia de convertir la motivación en hábito

Hace unos años, cuando me propuse empezar a correr todas las mañanas, la idea me emocionaba un montón. Al principio, lo hacía con la ilusión de un niño con juguete nuevo. Me levantaba temprano, preparaba mis zapatillas y salía a la calle con la sensación de que estaba a punto de cambiar mi vida para siempre. Pero, no te voy a mentir, al cabo de una semana, esa emoción inicial se fue apagando. No sé si te ha pasado algo parecido, pero ¿sabes qué es lo que me mantuvo corriendo cada día? No fue la motivación, porque esa se evapora más rápido de lo que te imaginas. Fue la fuerza de voluntad. La pura y dura fuerza de voluntad que me decía: “Oye, has empezado esto y lo vas a terminar”.

Motivación vs. Fuerza de Voluntad: ¿Qué es lo que realmente importa? A ver, la motivación está muy bien. Es como el impulso inicial que te empuja a hacer algo nuevo, algo que te emociona. Pero, y aquí viene el truco, la motivación por sí sola no garantiza que vayas a continuar. Es como una chispa que enciende el fuego, pero si no la alimentas, el fuego se apaga. Y aquí es donde entra la fuerza de voluntad, esa capacidad de hacer las cosas incluso cuando no te apetece nada. A mí, a veces, me cuesta levantarme de la cama, pero sé que si no lo hago, si no salgo a correr, estaré traicionando esa promesa que me hice a mí mismo.

Entonces, si solo dependemos de la motivación, corremos el riesgo de abandonar nuestros proyectos al primer signo de dificultad. Pero si añadimos fuerza de voluntad, estamos un paso más cerca de convertir nuestras intenciones en acciones sostenidas.

El poder de los hábitos: transformando la fuerza de voluntad en algo automático: Ahora, el verdadero truco está en llevar esas acciones, repetidas con fuerza de voluntad, al siguiente nivel: convertirlas en un hábito. Los hábitos son como esas autopistas que tu cerebro construye para que no tengas que pensar demasiado en lo que estás haciendo. Piensa en cosas como cepillarte los dientes, ducharte o conducir al trabajo. ¿Te has dado cuenta de que no tienes que motivarte para hacer ninguna de esas cosas? Simplemente, las haces. Son parte de tu rutina diaria, de tu ADN.

Recuerdo cuando correr todas las mañanas se convirtió en algo automático para mí. No me despertaba pensando si tenía ganas o no. Simplemente, lo hacía. Y ahí es cuando supe que había ganado. Había transformado algo que al principio requería toda mi fuerza de voluntad en algo que hacía sin esfuerzo.

¿Cómo crear un hábito y no morir en el intento? Aquí va el secreto: la repetición. No hay más. Tienes que hacer una y otra vez esa cosa que te propusiste hasta que deje de ser una molestia y se convierta en algo tan natural como respirar. Un truco que me funcionó fue empezar poco a poco. No te lances a correr 10 kilómetros si nunca has corrido en tu vida. Empieza con 1, luego 2, y así sucesivamente. De esta manera, tu cerebro no se agobia y es más fácil que mantengas el ritmo.

Y, por supuesto, hay días en que no te apetece. ¡Claro que sí! Somos humanos, no robots. Pero ahí es donde entra esa chispa de fuerza de voluntad para recordarte por qué empezaste. Cuando las cosas se ponen difíciles, es cuando más debes aferrarte a tus hábitos, porque esos son los momentos en los que realmente se forjan.

Hábitos en la crianza: el poder del ejemplo y la constancia. Cuando se trata de la crianza, la verdad es que nuestros peques aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos. Si quieres que tus hijos adquieran buenos hábitos, primero tienes que ser el ejemplo a seguir. Piensa en algo tan simple como el hábito de la lectura. Si ellos te ven leyendo regularmente, asociarán ese comportamiento con algo normal y positivo. Por ejemplo, en casa hemos establecido un ratito de lectura antes de dormir, donde todos, sin excepción, dejamos las pantallas y nos sumergimos en un buen libro. Al principio, cuesta un poco, pero con el tiempo, se convierte en un momento que esperan con ilusión. Y lo mejor de todo es que les estás dando un hábito que les acompañará toda la vida.

Otro hábito crucial que los niños necesitan es el de la responsabilidad. Y aquí es donde la constancia juega un papel fundamental. No puedes esperar que ellos se hagan responsables de sus tareas si solo les insistes de vez en cuando. En nuestra casa, hemos instaurado pequeñas rutinas diarias, como recoger los juguetes después de jugar o preparar su ropa para el día siguiente. Al principio, lo hacen a regañadientes, claro está, pero con un poco de paciencia y mucha repetición, se dan cuenta de que es parte de su día a día.

Recompensar sus esfuerzos, aunque sea con un simple “¡Buen trabajo!” o un abrazo, refuerza positivamente el hábito, y así, poco a poco, van adquiriendo la disciplina que les será útil en el futuro. Recuerda, la clave es el ejemplo y la repetición. Si te mantienes firme, estarás sembrando hábitos que les ayudarán a convertirse en adultos responsables y autosuficientes. ¡Ánimo, que aunque el camino sea largo, el esfuerzo vale la pena!

Creando hábitos para un futuro brillante: En general, enseñar a nuestros hijos a crear hábitos no solo mejora su día a día, sino que les prepara para ser adultos con más herramientas, resiliencia y capacidad para lograr sus sueños. Imagina a tu hijo o hija creciendo con la seguridad de que pueden afrontar cualquier reto porque han aprendido a ser constantes, a no rendirse ante las primeras dificultades. Les estás dando un superpoder que no caduca, que les ayudará a levantarse una y otra vez cuando la vida les ponga a prueba.

Cuando les inculcas hábitos saludables, ya sea en su rutina diaria o en su manera de abordar desafíos, les estás preparando para un futuro donde sabrán cómo organizarse, cómo mantenerse motivados y cómo enfrentar los obstáculos con determinación. No solo estás criando niños responsables y felices, sino también adultos capaces de seguir sus pasiones y convertir sus sueños en realidad. Así que, aunque el camino para instaurar estos hábitos sea largo y a veces agotador, recuerda que estás invirtiendo en el futuro de tus hijos, ayudándoles a convertirse en las mejores versiones de sí mismos. ¡Y eso no tiene precio!

Reflexión final: ¿por qué vale la pena todo este esfuerzo? En general, convertir la motivación en hábitos a través de la fuerza de voluntad es lo que te permitirá alcanzar metas que al principio parecen inalcanzables. Puede ser correr un maratón, aprender un nuevo idioma o simplemente ser más organizado. Al final, lo que consigues es una versión mejorada de ti mismo, una versión que no se rinde a la primera de cambio, sino que persevera hasta que lo difícil se vuelve fácil.

Y, ¿sabes qué es lo mejor de todo? Que una vez que conviertes algo en un hábito, ya no necesitas ni motivación ni fuerza de voluntad. Simplemente lo haces, y con eso, te das cuenta de que no hay meta imposible si te lo propones.

¡Gracias por acompañarme en este viaje! Juntos, podemos criar a la próxima generación de soñadores y hacedores.

Consejos Resumen

Establece una rutina diaria clara y coherente: Los niños prosperan con la consistencia, así que asegúrate de que sus días tengan un ritmo predecible. Por ejemplo, fija horarios específicos para las comidas, el tiempo de juego, la lectura y la hora de dormir. Al repetir estas actividades en el mismo orden cada día, los niños se sienten más seguros y los hábitos se forman de manera natural.

Utiliza refuerzos positivos: Cuando tu hijo complete una tarea o siga un hábito que estás intentando inculcar, refuérzalo con elogios, una pegatina en un cuadro de recompensas, o un pequeño privilegio. Este refuerzo ayuda a solidificar el hábito al asociarlo con una experiencia positiva, motivándoles a repetir el comportamiento en el futuro.

Involúcralos en la creación de sus propios hábitos: Pregúntales qué metas les gustaría alcanzar, como aprender a hacer la cama solos o completar sus deberes sin que se lo recuerden. Cuando los niños participan en la decisión de los hábitos que quieren adquirir, sienten más responsabilidad y compromiso, lo que aumenta las probabilidades de que se mantengan en el tiempo.

Si quieres más píldoras como esta, te suscribes entrando en dariostrava.com o aquí abajo.

Solo si te suscribes ahora, recibe GRATIS las 7 claves para educar sin estrés y sin culpa

Consulta la política de privacidad aquí

Pon tu correo y te las envío👇

Educa humanizando y sin estrés