Crianza positiva y consciente. Disciplina positiva. Cómo educar a los hijos.

Comunicación: Las gafas color fucsia

Cómo educar a los hijos con crianza positiva y respetuosa

BOTICARIO

Dario Strava

8/28/20244 min leer

¿Cómo las pequeñas cosas, como unas gafas fucsias, pueden transformar la crianza positiva?

¡Ay, te tengo que contar lo que pasó el otro día con mis peques, Lucía y Leo! Estábamos todos en el salón, disfrutando de una tarde tranquila, cuando Lucía vino corriendo con esas gafas de sol fucsias que le compramos su papá y yo. Ya te imaginas, con esa vocecita tan dulce que tiene, me dice: “Mira mamá, aquí están las gafas de color fuxia que me compró papá y mamá”. Y no va su papá y se suelta a reír mientras le dice: “¡Oh, qué palabrita te sabes!” Y claro, Lucía, tan orgullosa, se sonrió como si acabara de descubrir América.

Pero lo que vino después fue lo mejor. Leo, siempre listo para meter baza, va y dice: “Yo he dicho que las gafas color fuxia son de niño también”. Y Lucía, con toda la seriedad del mundo, le responde: “Es fuxia, pero de niña, no de niño, porque de niña es fuxia”. ¡Imagínate mi cara! Me mordí la lengua para no soltar la carcajada, pero ahí los tenías, debatiendo sobre un color como si fuera lo más trascendental del universo.

La magia está en lo pequeño: Ahora, si te paras a pensar, esas discusiones que parecen de lo más tontas son, en realidad, el corazón de la crianza positiva. ¿Te das cuenta? Esos momentos, esas pequeñas interacciones, son donde de verdad se forjan los vínculos fuertes y duraderos entre padres e hijos. No se trata solo de estar ahí, sino de estar realmente presente, de aprovechar cada oportunidad para enseñarles a negociar, a compartir, y a respetar las opiniones de los demás, aunque sea sobre algo tan simple como unas gafas de sol.

¿Por qué es tan importante? Mira, no te voy a dar un sermón, pero es que es así. En esos momentos de juego, donde parece que nada serio está ocurriendo, es cuando se construyen las bases para una relación sólida y saludable con nuestros hijos. La próxima vez que te encuentres en medio de un “debate” sobre si las gafas fucsias son de niño o de niña, recuerda que estás enseñando lecciones valiosas. Lecciones sobre el respeto, la empatía, y la importancia de valorar las opiniones ajenas, aunque no siempre estemos de acuerdo. Déjales que desarrollen sus argumentos, expongan sus ideas y no vayas a cortárselas a las primeras de cambio, por muy incoherentes que parezcan.

Cuando hayan terminado de exponer lo que piensan, haz preguntas en lugar de afirmaciones, como por ejemplo “Lucía, ¿no te parece que el hermano puede llevar gafas de color fucsia igual que tu llevas camisetas de color azul?”. De estar manera les estarás invitando a la reflexión y a llegar a conclusiones por ellos mismos.

Reflexionando sobre el impacto: Pensando en todo esto, me doy cuenta de que como padres, muchas veces nos olvidamos de la importancia de estos pequeños momentos. Estamos tan atrapados en la rutina diaria, en el trabajo, en las preocupaciones de adultos, que dejamos de lado lo que realmente importa. Pero cuando te detienes y te das cuenta de lo que está pasando en esos pequeños intercambios, ¡es como un despertar!

Nos muestra que la crianza no solo se trata de enseñar a nuestros hijos a comportarse bien o a sacar buenas notas en el cole. Se trata de estar ahí para ellos, de disfrutar de su compañía, de reírnos juntos y, sobre todo, de aprender mutuamente.

En general, lo que quiero decirte es que no subestimes el poder de esos pequeños momentos con tus hijos. Cada sonrisa, cada discusión sobre colores, cada momento compartido es una oportunidad para fortalecer tu relación con ellos y para construir las memorias que ambos recordarán con cariño en el futuro.

¡Así que la próxima vez que estés en una situación similar, aprovéchala al máximo! Porque, al final del día, esos son los momentos que realmente cuentan.

¡Gracias por leer! Y recuerda, en la crianza, como en la vida, la magia está en lo pequeño.

Consejos Resumen

Aprovecha los momentos de juego: Durante el juego, involúcrate activamente en las conversaciones y debates de tus hijos, como sobre el color de unas gafas. Esto fortalece el diálogo y les enseña a expresar sus opiniones de manera respetuosa.

Fomenta la resolución de conflictos: Cuando tus hijos discrepen sobre algo, como si un color es "de niño" o "de niña", anímales a resolverlo por sí mismos, guiándolos hacia el respeto mutuo y la negociación.

Valida sus emociones: Reconoce y valida los sentimientos de tus hijos, incluso en temas pequeños. Esto les ayuda a desarrollar inteligencia emocional y seguridad en sus propias opiniones.

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